Los perros, cuyas habilidades mentales son similares a las de un humano de tres años, suelen tener miedos irracionales. Así como los niños le temen al coco, al señor de la basura o a las vacunas… los canes pueden asustarse ante la simple presencia del agua, una roca, muñecos de peluche, madera o animales de otra especie. ¡Es una locura intentar comprenderlos!
Aunque algunos de esos miedos tienen su raíz (por ejemplo, un perro le puede tener miedo a las rocas porque algún día le lanzaron una y lo lastimaron), hay otros que surgen de la nada y los dueños tienen que aprender a interpretarlos. Esto fue lo que le sucedió a un chico en el centro comercial, ya que mientras intentó subir las escaleras eléctricas para continuar con una agradable tarde de compras en compañía de su perro, a este le dio por resistirse a subir. ¡Le temía a las escaleras eléctricas! ¿Cómo te imaginas que ambos lograron subir?
Oh no, no me pienso subir… ¡no cuentes conmigo!
Hasta ahora no se sabe si le perturbaba el frío del metal, el olor a máquina eléctrica, el ruido del motor, el movimiento o quizá en el pasado el perrito sufrió la caída desde lo alto de una escalera, el punto es que se negó rotundamente a que sus suaves patitas tocaran los escalones.
Vamos, amigo, ¡no me hagas una escenita!
Preocupado por no llamar tanto la atención, el chico lo levantó, provocando aún más las miradas de las personas a su alrededor. ¡El can-hijo se salió con la suya!
Ser un buen chico tiene sus privilegios
Por suerte para la mascota más consentida del centro comercial, su dueño no lo obligó a subir por su propia cuenta. ¡Ha de ser de los que todos los días comen filete!
Avergonzado, tuvo que cargar en brazos a su enorme bebé llorón
https://youtu.be/Z31CdBu_Msg
¡Al parecer le convino subir! El berrinchudo can regresó a casa con una pelota nueva, dispuesto a pasar una agradable tarde en la alberca con su mejor amigo, otro perrito. ¿Será que así le perderá el miedo a subir las escaleras?