Leo es un pequeñito con autismo que a sus 11 años experimentó la primer ruptura de su corazón, ya que extravió a su perro: Tito, quien además de ser su cómplice y mejor amigo, cuidaba de él.
Perder a una mascota duele tanto como si falleciera; además de extrañarla, sabes que está en algún lugar, pasando frío, hambre, o dolor sin que puedas hacer algo para ayudarle; ¿cómo le explicas esto a un niño con el alma hecha pedazos?
Este es el dibujo que hizo para ayudarle a sus padres a encontrar a su amigo.
“Un mes sin verte, Tito, te extraño, nadie te encuentra”.
Con sus ojitos empapados de lágrimas, Leo le suplicó a sus padres que ofrecieran como recompensa su bicicleta a quien pudiera dar con el paradero de su querido perro; la última vez que lo vieron fue durante una caminata cerca del parque, mientras jugaban, Tito salió corriendo y no pudieron alcanzarlo; toda la familia está de acuerdo con que la que búsqueda aún no termina, harán lo que sea necesario para devolverle la sonrisa al pequeño.
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