Muchos alegan que ser padre te cambia la vida y que es lo mejor que te va a pasar… A ver, a ver, vamos despacio. Sí, es hermoso sostener entre tus brazos a tu clon en miniatura, pero de ahí a que sea perfecto ese es otro cuento.
¿Por qué nadie te dice que ya no podrás dormir ocho horas seguidas?, ¿o que todo ese dinero y tiempo para salir ahora se reducen en pañales y en mendigar un poco de espacio para bañarte y usar el inodoro?
Pero bueno, esto no se trata de despotricar en contra de los bebés, pero si piensas en ser padre primero lee esto.
1. Ser padre es como un atropello
Y tu calidad de vida ya no será la misma: tus horas de sueño disminuyen, el dinero ahora será más escaso, las preocupaciones y responsabilidades aumentan y hasta los placeres más sencillos que antes tenías ya no serán iguales, como disfrutar de una película tranquilamente, por ejemplo.
2. ¿Salidas nocturnas? De ahora en adelante tu hijo será tu mejor amigo
A menos que sobornes a la abuela.
3. Siempre pensaste que serías el padre perfecto, pero no…
“Mis hijos leerán mucho y no verán televisión”, “les daré solo comida nutritiva hecha en casa”… ¿Te suena? Tranquilo, todos tenemos el deseo de ser los padres perfectos, pero a veces la situación te sobrepasa y solo quieres encontrar una solución rápida al caos. No te sientas mal si al final utilizas golosinas y un maratón de caricaturas con tal de tener a tu hijo controlado y un poco de paz en la casa.
4. Ser padre duele… y mucho
Bienvenidos sean los cabezazos y las patadas voladoras nocturnas… Ah, y de esos mordiscos salvajes a la hora de lactar mejor ni hablamos.
5. Ahora comprendes a tu madre preocupada por tu alimentación
Un día eres joven y al otro sufres porque tu querido hijo no quiere comer cosas nutritivas. El karma se ha hecho cargo de ti.
6. Tu hijo es un reflejo de ti… aunque te duela
Sí, esa torpeza, esa manera de tomar la cuchara, la forma de contonearse al caminar… es inevitable pensar: ¿de verdad eso lo sacó de mí?
7. Siempre habrá uno “más especial”
Aunque ames con la locura del mundo a todos tus hijos, siempre hay uno más obediente, mejor portado, más cariñoso… No te sientas culpable.
8. Te pondrás a pensar en todo lo que comprarías con tanto dinero en pañales
“Ya hubiera ahorrado para otro coche”. Lo siento, amigo, la realidad ahora es otra.
9. Pero no todo es malo, porque ver a tu hijo crecer es lo mejor
Pese a los desvelos, los gastos descomunales y las cero saliditas con tus amigos, no cambiarías nunca a esa pequeña y adorable criatura que vino a cambiar tu vida.