El amor que sienten nuestros padres es incondicional, tanto que aunque ya seamos adultos -supuestamente autosuficientes- nunca dejarán de manifestar su cariño y apoyo con pequeños gestos que siempre hemos de agradecer, como alimentarnos con nuestro platillo favorito, consentirnos, cuidarnos en la enfermedad, comprarnos uno que otro capricho e incluso prestarnos dinero cuando nos quedamos cortos en la quincena.
Ellos merecen nuestro respeto e incluso una galería exclusiva en la que presumamos esos detalles familiares con los que todos nos hemos identificado algún día y que nos hacen sentir que aún somos los bebés de la casa. ¡Qué bonito es volver con ellos y sentirse niños otra vez!