Lo peor que te puede pasar en un mal día es subirte al metro y toparte con gente que debería ser mandada al infierno de los transportes públicos. Esas personas que lo único que hacen es terminar de empeorar tu día y por si fuera poco, ¡jamás las olvidarás! ni aunque te haga un lavado cerebral.
Te hablamos de todas aquellas odiosas almas despiadadas a las que solo les importa su comodidad y nada más. ¿Alguna vez te ha tocado alguien así? Cuéntanos tu experiencia.