Luego de una inversión total de 4.6 mil millones de dólares en infraestructura para las Olimpiadas 2016, Brasil se encuentra en una de sus crisis económicas más severas desde 1930. El problema puede apreciarse con solo echar un vistazo a las siguientes fotografías, tomadas desde los sitios en donde se realizaron los Juegos Olímpicos, que ahora no son más que tristes zonas abandonadas, con pésimo saneamiento y condiciones que hace seis meses sería imposible imaginar.
El evento que parecía ser una esperanza para que se recuperaran de las dificultades financieras y conflictos sociales, se ha convertido en una luz apagada que en lugar de otorgar soluciones, implica un problema más fuerte para el país.
Las lamentables imágenes que verán a continuación, no solo escenifican las ruinas de tan frustrado sueño, sino el contraste entre los intereses de los organizadores y la realidad de un pueblo que tardará años en pagar los platos rotos.