Imagina todo lo que tu madre jamás te ha dicho. Sí, cada uno de los pensamientos, emociones de frustración, felicidad, éxtasis, nervios e incluso confusión y todo aquello que sintió desde el momento en que supo que estaba embarazada.
Imagina sentir latir tu corazón con fuerza, que la cabeza te da vueltas y hasta el estómago revuelto de sólo saber que en tu vientre traes una vida a la que cuidarás por el resto de tus días, porque aún no te queda claro que en verdad está sucediendo la vida dentro de ti. Después de leer esto te aseguro que tendrás mucha gratitud por esa bella mujer que te trajo al mundo.
1. La has hecho llorar… y mucho
Lloró cuando se enteró de que estabas creciendo dentro de ella. Cuando te dio a luz, la primera vez que te tuvo en sus brazos. Lloró de alegría, de miedo, de preocupación. Llora porque se sentía profundamente unida a ti. Sentía tu dolor y tu alegría, lo compartió y lo comparte contigo, aunque algunas veces no te des cuenta.
2. Siempre se quedó sin el último trozo de pastel
Pero no importa, porque al ver que tú la mirabas con esos ojazos y con tu boquita abierta, no pudo comérselo sabiendo que te haría más feliz a ti que a ella.
3. Soportaba el dolor
Esas veces en las que le jalabas el cabello, cuando la agarrabas con esas uñas imposibles de cortar, cuando la mordías al mamar; todo le dolía. El sentir tus pataditas en las costillas y el ensancharse el estómago durante nueve meses también le dolió; además, hiciste que tuviera el dolor más agonizante que ha podido llegar ha sentir en este mundo.
4. Supo lo que era el temor contigo
Desde el momento en que te concibió, hizo todo para protegerte. Casi muere cuando diste tus primeros pasos, se quedaba despierta hasta tarde para ver que llegabas a casa con bien y se despertó muy temprano para despedirte cada día que te ibas al colegio. Con cada golpe y traspié, ella estuvo ahí para protegerte y estar cerca, dispuesta a calmarte si la estabas pasando mal. Al despertar de cada pesadilla o esas noche con fiebre, ella sintió lo que realmente era el temor.
5. Se sabe imperfecta
Es su peor crítica. Conoce cada uno de sus defectos y se odió por ello. Es más dura consigo en lo que a ti se refiere. Desea ser la madre perfecta para que no le salga nada mal, pero es humana y también comete errores. Probablemente siga buscando cómo perdonarse. Pero ten fe en ella, ten en cuenta que hizo lo mejor que pudo.
6. Te observó mientras dormías
Recuerda esas noches en las que se quedaba despierta por ti hasta las 3 de la mañana, hasta que te quedabas dormido. Mantener los ojos abiertos era todo un reto para ella. Entonces, cuando por fin te dormías, después de una larga noche, lo único que la relajaba era ver tu cara perfecta mientras experimentaba el amor más puro y grande que jamás haya sentido. El cansancio no importaba más.
7. Fueron más de nueve meses junto a ella
Ambos se necesitaban. Aprendió a cargarte en brazos mientras limpiaba, comía e incluso mientras dormía. Con el cansancio en los brazos y dolor en la espalda, ella te seguía cargando porque siempre querías tenerla cerca. Te abrazó, mimó y te dio besos al jugar contigo. Mientras tanto, tú te sentías a salvo, querido y feliz en sus brazos.
8. Se le rompe el corazón cada vez que lloras
No existe sonido más triste que el tuyo, ni visión más dolorosa que la de las lágrimas sobre tus mejillas. Siempre ha hecho lo imposible por no verte sufrir, y cuando no puede detener tus lágrimas el corazón se le hace pedazos.
9. Ella siempre te antepuso y lo seguirá haciendo
Se quedaba sin comer, sin ducharse y sin dormir por anteponer tus necesidades. Y aunque ya no le quedaban energías, al día siguiente se levantaba y lo volvía hacer.
10. Lo volvería a hacer
Aunque la lleve hasta el límite; lloré, sufra, lo intente y fracase; trabajará y lo aprenderá de nuevo. Experimentar la alegría y el amor que piensas que es imposible es el motor del corazón de tu madre. Ella, a pesar del dolor, sufrimiento y todas las noches sin dormir, lo volvería hacer porque, para ella, tú vales la pena.
La próxima vez que vez a tu madre dile gracias, jamás se cansará de escucharlo. Un te amo de tu boca jamás estará de sobra en los oídos de tu madre.