Tokio despertó el lunes 22 de enero con una nevada. Hacía cuatro años que no nevaba tan fuerte en la capital de Japón y esto afectó el tráfico aéreo, ferroviario y colapsó las carreteras, paralizando el corazón de Japón. La nieve transformó el paisaje habitual de la ciudad más densamente poblada por más de 14 millones de personas.
Se registraron más de 20 centímetros de nieve, además de 360 heridos por caídas y otros accidentes; una mujer murió en la carretera a chocar contra un camión. También hubo falta de electricidad por la demanda de los hogares para calentarse, y más de 10 mil personas tuvieron que dormir en los aeropuertos a causa de la cancelación de vuelos, trenes y cierre de carreteras. Estas fueron algunas de las postales que dejó el temporal.