Las enfermedades mentales son más comunes de lo que creemos, aunque todavía son un tema tabú en la sociedad. Algunas, como la depresión o la ansiedad, son experimentadas por la mayoría de la población, y ya es hora de que hablemos abiertamente de ellas.
Estos consejos te ayudarán a acercarte y ayudar a tus seres queridos si tienen alguno de estos problemas. Recuerda que es importante buscar ayuda profesional.
Si la persona ya ha sido diagnosticada con anterioridad o ha presentado varios cuadros de síntomas, aprende a detectarlos, busca información sobre ellos y cómo responder adecuadamente.
Hay momentos en los que una persona está a punto de quebrarse pero no lo expresa; por eso es importante verificar si se encuentra bien o no. Sentir el apoyo de los seres que ama le ayudará a recuperarse más pronto.
La paciencia es la clave, cuando alguien padece una enfermedad mental nosotros queremos que mejore rápidamente, pero es imposible cambiar la conducta de alguien de la noche a la mañana.
Una persona no tiene la culpa de padecer una enfermedad mental, los demás no debemos verlas como algo causado por las malas acciones o malos pensamientos, sino como cualquier otro padecimiento del organismo. Burlarse de una persona que tiene una fobia o hacerla sentir pena causará mayores estragos y retrasará la recuperación.
Si bien es cierto que la persona necesita de nuestro apoyo, eso no significa que debamos estar tras ella día y noche, eso puede ser extenuante. Darle su espacio es vital para que se encuentre consigo misma, reconozca sus síntomas y sentimientos y racionalice su situación.
Hay veces que un rato de risas y juego con los amigos puede ser parte de la cura; lograr que la persona esté activa, se ría y conviva con sus amigos puede ayudarle a apartar su mente de los problemas, relajarse y ser más asertivo.
Un pasatiempo es perfecto para que la persona se distraiga de sus problemas y ponga toda su concentración e ingenio en una tarea específica, además de que puede significar una motivación para el día a día.
Es importante que la persona se sienta querida, escuchada, y que se dé cuenta de que sus problemas importan y que tiene el apoyo de sus familiares, pareja y amigos. Salir adelante con una enfermedad mental es difícil, pero con una red de atención es más ligero sobrellevar el camino.
Siempre que puedas, hazle saber a esa persona que la quieres, que estás dispuesto a escucharla y a apoyarla. Créeme, lo necesita.
Muchas veces cuando alguien es diagnosticado con una enfermedad mental, los demás automáticamente comienzan a tratarlo diferente, y lo definen por su padecimiento y no por su personalidad. Recuerda lo importante que es ser sensible ante su problema.
El primer paso es darse cuenta del problema; lo que sigue es acudir con un especialista; muchas veces lo que confundimos con tristeza es un problema de depresión, hormonal o fisiológico; hay que reconocer que una enfermedad mental no desaparece de la nada. Por eso es importante la ayuda de un profesional.
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